Hablar de Rodrigo Sorogoyen a mediados de 2021 es hablar un gran autor más que devoto dentro y fuera de nuestras fronteras. Sin embargo, a pesar de su notable trayectoria, de más de una década, detrás de las cámaras, muchos han descubierto su talento gracias al gran fenómeno nacional del último ejercicio televisado: el enorme "motín".
La serie, co-creada con su inseparable Isabel Peña, ha venido a abrir el debate sobre si estamos ante la mejor producción catódica española de la historia gracias a su impecable tratamiento formal y narrativo. Un cóctel de elementos perfectamente calculados que ya estaban presentes en su anterior tremendamente interesante filmografía.
Entonces propongo hacer una revisión de la obra de Rodrigo Sorogoyen y los milagros cinematográficos a través de cuatro de sus largometrajes. Cuatro piezas únicas que allanaron el camino a la bomba Movistar +, y que comparten con ella gran parte de su código genético apenas imitable.
'Estocolmo': El gérmen
Tras hojear series como “Odd”, “Vida loca” o “La pecera de Eva”, y debutar con la comedia “8 rendezvous”, Rodrigo Sorogoyen dio el salto con “Stockholm”; largometraje que lo ayudó a ganar una nominación al Goya a Mejor Dirección Revelación y con la prestigiosa Biznaga de Plata a Mejor Dirección y Mejor Guionista Revelación - Este último compartido con Isabel Peña - en el Festival de Málaga.
No cabe duda de que estamos ante una banda diametralmente opuesta a lo visto en "Riot control" en términos formales. Mientras en la serie reina una total libertad de cámara, cercana y casi documental, aquí nos encontramos una obra dividida en dos claros segmentos marcados por la estabilidad de los seguimientos del primero, y por el estatismo del segundo.
Este confinamiento visual, casi minimalista, no nos impide ver el germen de la obra actual de Sorogoyen. Aquí ya están emergiendo dos grandes claves de su cine: este gusto por tomas largas que permiten a los artistas alcanzar su máximo potencial y sumergirse en sus roles, y aquellos complejos y altamente ambigüedad moral que dificultan el proceso de empatía con el espectador.
“Estocolmo” está lejos de ser fácil de digerir. Sus 90 minutos se suceden con un ritmo que podría ser una tortura para muchos, pero la forma en que Evoluciona del romance callejero de Linklater al thriller seco y sofocante de Michael Haneke, y cómo eso encaja perfectamente con las dos caras de sus repugnantes protagonistas, es muy inteligente, además de un prometedor presagio de todo lo que estaba por venir.
`` Que Dios nos perdone '': la declaración de intenciones
Tres años después, Rodrigo Sorogoyen crea su primera gran producción bajo el título “Que Dios nos perdone”; Un thriller sofocante con un asesino en serie involucrado que lleva la esencia de David Fincher de "Seven" y el magnífico toque de género de "Memories of Murder" de Bong Joon-ho -una reconocida referencia- al escenario de la capital española.
En esta ocasión comienzan a aparecer las señas de identidad formales asociadas a "Antidisturbios". La cámara se vuelve más dinámica en comparación con 'Estocolmo', y finalmente aparece la marca angular de la casa y la proximidad de los personajes -aunque de forma mesurada- mientras, por otro lado, el ambiente asfixiante se mantiene tanto en los pasajes más íntimos como en las explosiones de adrenalina - La persecución es soberbia a pie y la posterior intervención en el metro.
Este evolución estilística, que alcanzará su punto máximo en el próximo largometraje del director, se nutre de las magníficas actuaciones de Antonio de la Torre y Roberto Álamo -cuyos personajes vuelven a demostrar ser los más incómodos- y de planes a largo plazo para completar la que, sin duda, es una de las mejores películas españolas de su década.
Con `` Que Dios nos perdone '', Sorogoyen consiguió desterrar durante unas horas este tipo de complejo de inferioridad que a veces surge en el cine español frente a las producciones. hecho en hollywood. Adoptó los mecanismos que lo hacen especial e hizo suyo el subgénero presenta un nuevo colaborador habitual de su fórmula maestra: el compositor Olivier Arson.
'El reino': el cenit
Tres años después de su inicio, `` El Reino '' sigue siendo, en mi opinión, La obra maestra de Rodrigo Sorogoyen. Un agotador descenso a las alcantarillas del estado desbordante de caos, tensión y maestría cinematográfica que es la obra más redonda firmada por el grupo formado por la directora, la guionista Isabel Peña, el director de fotografía Álex de Pablo, el compositor Olivier Arson y un Antonio de la Torre inconmensurable.
Este largometraje, además de ser la culminación de un estilo si nos atenemos a lo estrictamente audiovisual, lleva los ejercicios de empatía arriesgados a un nuevo nivel con personajes reticentes -en este caso un político corrupto- a los que ya hemos visto en Estocolmo y en `` Que Dios nos perdone '', y que volveríamos a agradecer en 'Madre'.
Formalmente - y tangencialmente, también temáticamente -, 'The Kingdom' es la película más cercana de Sorogoyen a 'Anti-Riot', con la que se asoció por primera vez a través de su cámara. Los amplios ángulos y la cámara de bolsillo que aparecieron tímidamente en su anterior película, aquí se desatan por completo en seguimientos imposibles, primeros planos de la acción que nos sumergen de lleno en la atmósfera de espionaje que impregna la historia y planos -secuencias que se cruzan eso. respiración.
La intensidad de las actuaciones no solo de De la Torre, sino también de otros habituales como Luis Zahera -el reciclaje de actor forma parte de las prácticas del director en cuestión-, se suma al agudo montaje de Alberto del Campo, ya la banda sonora machacona en clave electrónica de un Oliver Arson en estado de gracia, completaron la mejor producción de Rodrigo Sorogoyen.
Un autor que, después de disfrazarse como la versión retorcida de Richard Linklater y David Fincher, se puso en la piel de Alan J. Pakula de `` Todos los hombres del presidente '' solo por encuentra la versión más pura y brillante de ti mismo.
'Madre': La calma antes de la tormenta
En 2017, Rodrigo Sorogoyen saltó a la fama tras conseguir una nominación al Oscar al Mejor Cortometraje gracias a 'Madre'; una pieza compuesta por un plano secuencial único de poco más de un cuarto de hora en el que una inmensa Marta Nieto, un celular y la voz en off de un niño en apuros bastan para hacer latir tu corazón.
Dos años más tarde, este cortometraje, un asombroso refinamiento formal de la gestión del espacio y la puesta en escena interior de 'Estocolmo', sirvió como secuencia de apertura para un largometraje homónimo que palidece frente a la obra original, pero que representa un nuevo triunfo para el cineasta al incomodar al respetable.ea a través de un protagonista definido por su claroscuro emocional.
"Madre" es siempre una historia de amor sin etiquetas - según el propio Sorogoyen, no es ni pasional ni madre-hijo, sino algo más complejo - conectado en espíritu con `` El murlo al corazón '' de Louis Malle y con un mayor deseo de estudiar el carácter que de intrigar el uso. Una voluminosa historia de dos horas que muestra destellos de brillantez en su contraste entre lo íntimo y lo espectacular de su forma.
El caos ordenado de `` El Reino '' se convierte en polémica cuando Alberto del Campo baja el ritmo de la edición, Olivier Arson suaviza sus partituras y Álex de Pablo estabiliza su cámara, disparando los habituales planos largos con ángulos que invitan a respirar espacios - Especialmente abiertos - y que demuestran que la gran profundidad de campo no está reñida con el carácter espectacular de la imagen.
Supuesta 'madre' un paso atrás en cuanto a intensidad, dinamismo y fuerza narrativa en la filmografía de Rodrigo Sorogoyen en busca de una emoción contenida y personal; una especie de Calm Before The Storm titulado 'Control de disturbios' Estallaría las pantallas de media España y pondría el nombre del madrileño en boca de locales y extranjeros en un 2020 inmejorable para el drama televisivo nacional.
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