Decisiones drásticas: la gente vuelve a MySpace ante un internet hostil
hace 1 día · Actualizado hace 1 día
Plataformas como SpaceHey o NeoCities reviven esa era digital sin algoritmos

En un hilo de Reddit del subreddit r/Millennials, un usuario llamado Blue_Bi0hazard compartía su experiencia al registrarse en SpaceHey, un interesante clon de MySpace, donde destacó tres cosas que lo entusiasmaban. Para empezar, la libertad de personalización que ofrecía esta nueva red social. Comentó que no podía tolerar las plataformas actuales, que son extremadamente simples y monótonas, añadiendo que recordaba con nostalgia el tiempo en que su perfil era un reflejo auténtico de su personalidad en MySpace o Tumblr.
El segundo aspecto que lo cautivaba era lo que considera la invasión de algoritmos en todas partes: en SpaceHey, el feed es cronológico, a diferencia de lo que Facebook o Twitter intentan imponer, junto a las molestas publicidades.
Estas críticas no son nuevas, y han desencadenado una notable revolución en internet. Comunidades pequeñas están volviendo a utilizar réplicas de MySpace, como SpaceHey o de GeoCities, como NeoCities. Aunque su impacto es limitado, representan un síntoma preocupante.
Más allá del mero sentimiento nostálgico
Detrás de esos gestos, que pueden parecer nostálgicos, hay una necesidad más profunda. No se trata solo de querer un diseño retro; es un intento de recuperar un espacio digital. Un "quiero tener mi lugar" en un océano de feeds, que ya no son de nuestra propiedad ni bajo nuestro control.

El regreso a MySpace, o a su evocación en plataformas como SpaceHey, es en realidad una manifestación de crítica y rebeldía. Es un claro mensaje de cansancio ante una internet que prioriza a los consumidores por encima de los usuarios, donde todo está supeditado a algoritmos, suscripciones y publicidad.
Así es como esta vuelta a esos clásicos de antaño adquiere un nuevo significado, planteándose como una forma de resistencia, aunque sea silenciosa.
Hace veinticinco años, abrir el navegador era adentrarse en un entorno caótico y vibrante. Los blogs aficionados se mezclaban con foros locales, mientras que los perfiles incluían GIFs intermitentes, contadores de visitas y hasta música autoiniciada.
Era la internet de principios de los 2000, donde GeoCities, LiveJournal, ICQ, Friendster, Blogger y MySpace se establecieron sin la influencia de algoritmos. Era una internet más hippie, caótica, impredecible, pero llena de carácter, donde los perfiles eran extensiones de uno mismo, no vitrinas diseñadas para maximizar clics.

Hoy recordamos con cariño esa época, sonriendo al reconocer que aquel internet tenía sus imperfecciones. Las cargas eran lentas y manejar HTML era algo casi artesanal, mientras que las combinaciones de tipografías y colores resultaban en páginas web llamativas.
Sin embargo, estos espacios también tenían sus pros. Permitían cometer errores sin represalias y ser auténticos sin pedir autorización. Poco o casi nadie necesitaba vender algo y no existía la conciencia de que eventualmente los usuarios se convertirían en el producto.
Pero entonces, la estandarización se instauró. Con la llegada de Facebook, YouTube, Google y más tarde Instagram y TikTok, se prometió orden, eficacia y conexión global. Internet pasó de ser un territorio personal a un entorno donde los perfiles son homogéneos, los timelines uniformes y las reglas impersonales.
La "mierdificación" de nuestras vidas digitales
Surge aquí el término "enshittification" (que podría traducirse como "mierdificación"), creado por el escritor Cory Doctorow. Este concepto describe cómo muchas plataformas digitales, al principio tan promisorias, terminan por aprovechar sus usuarios y empeorar su calidad.
"Al principio son fantásticas para los usuarios finales. Luego encuentran formas de retener a esos usuarios a través de costos de cambio, efectos de red y otras tácticas, y cuando nadie puede escapar, la calidad del producto comienza a decaer. Esto se constata en distintas empresas como Google, Facebook, Uber y Amazon."

Lo que una vez fue atractivo se torna en algo mediocre y predecible, orientado hacia el lucro y no al bienestar del usuario. La "mierdificación" se evidencia en la actualidad con suscripciones obligatorias, un constante flujo de algoritmos influyendo en lo que vemos, anuncios invasivos y datos que ya no son solo tuyos sino un recurso monetizable.
Todo esto ha transformado al usuario en un blanco del marketing, un mero consumidor e incluso un simple dato. Parece que ya no hay tiempo para curiosear, sino que únicamente se dispone para consumir lo que los algoritmos nos presentan. En Reddit, se planteó si la gente extrañaba la internet de los 2000, y las respuestas fueron contundentes, destacando que "nada parece auténtico ahora".

Rescatando la esencia de MySpace
Esto es donde entra en escena SpaceHey, una plataforma surgida en 2020 que tiene una clara inspiración en MySpace. Su creador, un joven alemán llamado Anton Röhm, conocido en la plataforma como "An", es en realidad el contacto predeterminado que se añade a la lista de amigos, rememorando la figura de Tom Anderson, el creador de MySpace.

El parecido entre SpaceHey y MySpace no se limita a su funcionalidad. En esta nueva red social, la personalización es una constante y la estética de principios de los 2000 se deja notar en sus diseños vibrantes y audaces. Aunque SpaceHey cuenta con alrededor de dos millones de usuarios, no busca competir con Facebook o Instagram, sino que brinda a sus usuarios un toque de libertad y control similar al que se disfrutaba en MySpace.
Los usuarios han mencionado que la experiencia es refrescante y gratificante inicialmente, aunque parece que, después de esos momentos de contacto nostálgico, muchos tienden a usarla de forma esporádica o abandonan la plataforma. Hecho corroborado por mi propia experiencia, donde encontré una comunidad predominantemente joven —adolescentes de 13 a 15 años— que apenas interactúa, haciendo que el contenido brille por su ausencia.

Sin embargo, no es solo SpaceHey lo que mantiene viva esta llama. Existen otros "rincones" de internet que buscan revivir la esencia de lo que fue la red antes. Si SpaceHey rememora a MySpace, NeoCities busca recuperar la esencia de GeoCities, mientras que Tilde.club lleva una década ofreciendo un espacio a quienes desean personalizar su espacio web y aprender en el proceso.

A pesar de que muchos pueden no pasar de hacer un registro o añadir un banner, otros sí que logran aprovechar al máximo lo que ofrecen estas plataformas.
En estos espacios, los usuarios tienen la oportunidad de experimentar con HTML, añadir música automática y en general eludir los algoritmos tradicionales. Así, recuperan un poco la autoría de sus páginas, se arriesgan a probar y son dueños del "hágalo usted mismo" —un verdadero desafío en el contexto actual.
Estos sitios también destacan por fomentar el descubrimiento accidental y casi aleatorio. En SpaceHey, la función de navegación ("Browse") ofrece un enlace bajo "Active Users" que dice "[random]".

Al hacer clic en este enlace, te dirige a la página de un usuario al azar, lo que puede resultar emocionante, ya que los diseños en SpaceHey son todo menos discretos, especialmente si venimos de un entorno donde prevalece la uniformidad.
La propuesta es que la exploración no se limite solo a contenidos noticiosos o virales. Más bien, lo habitual es encontrar contenido que sea lo opuesto a viral.
No obstante, el propósito no es reproducir exactamente la internet de los años 2000. En esencia, se busca imaginar un nuevo futuro digital. Uno que sea menos corporativo, menos vigilado y más personal.
Quizás lo que añoramos de MySpace no es solo una página web, sino una sensación. La de abrir el navegador sin expectativas, navegando por curiosidad y cometiendo errores sin que esto suponga un inconveniente. Si algunos están encontrando esta experiencia nuevamente —aunque sea a través de un clon— quizás sea indicativo de que cuando alguien intenta quitarnos lo mejor de internet, nosotros buscamos reclamarlo.
Webedia

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